Una boda, un universo: detalles que cuentan historias en Zaragoza

El pasado 24 de mayo, Zaragoza fue testigo de una boda preciosa que tuve la suerte de fotografiar junto a Álvaro Calvo, como parte del equipo de @nacho_lamcuevas.

La jornada transcurrió entre espacios cargados de emoción, luz natural y mucho cariño. Aunque no puedo compartir imágenes directas de los novios, sí quiero mostrarte los detalles y momentos que construyen una historia: los gestos íntimos, los objetos significativos, el entorno que envolvía cada escena.

Comenzamos desde casa: la calma antes del "sí"

A primera hora de la mañana, comenzamos con los preparativos del novio, en la calle Obispo Paterno. Todo estaba en orden: el traje colgado, los zapatos brillantes, el reloj esperando la hora clave. Había una serenidad bonita, de esa que solo se vive en los minutos previos a un gran momento.

Después nos desplazamos a casa de la novia, en Julián Sanz Ibáñez, donde el ambiente era un poco más vibrante: risas entre amigas, flores recién entregadas y detalles que hablaban por sí solos. Fue allí donde capturé uno de mis detalles favoritos del día: los anillos entrelazados como una galaxia, suspendidos del tacón de sus zapatos. Un símbolo precioso de lo que venía por delante: unión, fuerza y movimiento constante.

Ceremonia en el Pabellón de la Expo: luz, palabras y emoción

La ceremonia civil tuvo lugar en el Pabellón de Ceremonias de la Expo, un espacio amplio, luminoso y cargado de simbolismo. El entorno moderno contrastaba con la naturalidad de los discursos, las miradas emocionadas de las familias y los aplausos sinceros que sellaron el "sí quiero".

Como fotógrafa, me quedo con los gestos: las manos entrelazadas, los abrazos largos después del acto, los pétalos volando por el aire mientras la pareja caminaba de la mano hacia su nueva etapa.

Una escapada al embarcadero: naturaleza, calma y conexión

Tras la ceremonia, hicimos una breve sesión de pareja en el embarcadero del Parque del Agua. Fue un momento breve pero muy especial. El entorno natural, el reflejo del agua y la vegetación enmarcaron un instante íntimo y sencillo, donde no hacía falta posar: solo estar presentes.

Sin necesidad de grandes producciones, la naturalidad fue la protagonista.

La celebración en Espacio Ebro: elegancia junto al río

El día continuó con un aperitivo y banquete en el precioso Espacio Ebro, un lugar que siempre sorprende con su entorno verde y su luz perfecta para retratar.

Nos quedamos aproximadamente una hora tras el aperitivo, capturando risas entre amigos, detalles cuidados en cada mesa y pequeños momentos de conexión entre invitados. Todo respiraba ligereza y buena energía, como si el día fluyera sin esfuerzo.

Y entre tantos momentos especiales, descubrí un proyecto que me encantó: @callejaseventos, un emprendimiento que realiza pinturas en acualera en vivo de los invitados durante la celebración. Un arte lleno de sensibilidad, que retrata con pinceles lo que sucede entre copas, risas y abrazos. Sin duda, un detalle que elevó aún más la experiencia de ese día.

Una historia contada sin rostros, pero con alma

A veces no hace falta mostrar a las personas para contar una historia. A veces los objetos, los espacios, la luz y el ambiente hablan por sí solos. Esta boda fue uno de esos casos.

Estoy agradecida de haber formado parte de esta jornada como fotógrafa, en un equipo que cuida cada detalle y donde el trabajo en conjunto siempre suma.

Gracias a @nacho_lamcuevas por la confianza y a Álvaro Calvo por compartir este día de trabajo y creación visual.

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Si estás planeando tu boda y buscas una fotografía que se enfoque en los gestos, la emoción y lo auténtico, puedes escribirme. Será un placer escuchar tu historia.